ARTÍCULOS Y EDITORIALES

¿A quién culparemos? La omisión, peligrosa actitud social

2017-02-20

Juan de Dios Collí Pinto
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Basta de malos gobiernos, acabemos con los políticos corruptos, no toleremos más a esos que no se han cansado de mancillar la vida de las familias mexicanas; detengamos la falta de vocación de servicio en la función pública, denunciemos los abusos de la autoridad y no callemos ante las leyes injustas y los órganos de impartición de justicia inútiles.

Frenemos las fobias y los extremos, no permitamos que los dogmas, religiones o iglesias sigan dominando las mentes de nuestra sociedad, liberemos el pensamiento crítico de la humanidad siendo por fin una sociedad moderna y avanzada con rumbo a ser un país de primer mundo.

Renovemos los sistemas educativos causantes de la mediocridad de nuestra juventud; modifiquemos las condiciones laborales que no valoran el esfuerzo de nuestros compatriotas y generan desigualdad social, promovamos el emprendedurismo; condenemos a los empresarios explotadores; innovemos nuestro sistema de salud que es de pésima calidad y que no garantiza una vida digna para los beneficiarios; arranquemos los programas asistencialistas cuyo mayor logró es mantener el “status quo” de la realidad de la pobreza en nuestro país.

Castiguemos a los medios de comunicación que mienten, pero al mismo tiempo garanticemos la libertad de expresión y de difusión en redes sociales (a pesar de ser muchas veces opiniones infundadas).

Detengamos al patriarcado opresor y también al feminismo radical, no permitamos más izquierdas o derechas y de paso condenemos al tibio centro, luchemos contra las ideologías, que al final son las causante de poner ideas por encima de las personas.

Basta ya de tanto acoso escolar; basta ya de violencia doméstica; basta ya de maltrato animal; basta ya de ser enemigos de nuestro planeta; basta ya de la manipulación de las televisoras; basta ya de la mediocridad de nuestro futbol.

Detengamos todos esos males que, como buenos intelectuales de café, detectamos con nuestras amistades en las reuniones sociales; a lo mejor así, cuando acabemos con todos esas “causas” de nuestra lamentable realidad, encontremos por fin esa libertad y estabilidad que tanto deseamos.

Pero entonces: ¿A qué o quién vamos a culpar? Cuando ya no existan Donald Trump o Enrique Peña Nieto, ¿ahora quién será el responsable? Tal vez la respuesta no sea complicada, pero sí sea dolorosa; porque aunque posiblemente mucho de las catástrofes económicas, hechos de violencia y manifestaciones descontroladas son responsabilidad de los antes mencionados, es mucho más real que cuando un niño ingresa a una institución educativa armado, con la intención de asesinar a sus compañeros de clases, cada uno de nosotros tiene responsabilidad.

Tenemos responsabilidad porque somos cobardes criticones de la política, la economía, la participación ciudadana, la religión, etc y porque jamás somos promotores de algo; tenemos la culpa porque somos los primeros en creer que todos los políticos son iguales y que la forma más lógica para cambiar las cosas es ignorar lo que está pasando.

Estamos permitiendo que el tejido social y que la fortaleza de nuestras familias sean vulnerados, porque siempre tenemos a alguien a quien responsabilizar y nuestra desidia y falta de participación, aparentemente, no es la que está llevando nuestro país al caos; así que no hay de qué preocuparnos, nuestra conciencia estará tranquila, aunque en nuestro alrededor haya sufrimiento y desolación.

Lamento decir que aunque nuestros comentarios en redes sociales o nuestras charlas de café sirvieran de algo y acabarán con lo que consideramos detiene a nuestra sociedad, lo más seguro es que nuestra conducta omisa genere nuevos males sociales.

Entonces, ¿a quién culparemos?.

Correo : juandedioscp@gmail.com

Ocupación : Abogado