Como todos ya sabemos el pasado 25 de mayo del año en curso aconteció en un hecho reprobable para toda nuestra sociedad: en las inmediaciones del Aeropuerto Internacional de la ciudad de Mérida taxistas del Frente Único de Trabajadores del Volante (FUTV) amenazaron y golpearon a conductores de la plataforma electrónica Uber bajo el pretexto que desde la entrada en labores de la aplicación en marzo pasado hubo una baja considerable en la demanda del servicio de taxis del sindicato oficialista; todo lo anterior en presencia de agentes las fuerzas de seguridad tanto estatales, como federales.

El saldo de la jornada es vergonzoso: 2 heridos, daños materiales en vehículos y el cierre temporal de la Avenida Aviación, una importante arteria de la ciudad.

Ha trascendido que se han presentado denuncias ante los hechos, pero hasta hora se desconoce el curso de las mismas.

El objetivo de esta columna no es resaltar la impunidad imperante en el actuar de las fuerzas de seguridad estatales, las poco afortunadas declaraciones del Gobierno del Estado a través de su Secretario General y del líder del Frente Único de Trabajadores del Volante, así como pretender generalizar que la agresión cometida por los referidos taxistas del FUTV es la constante en el actuar de las y los agremiados de dicho sindicato.

Nos encontramos ante un punto de inflexión que debe llevar al Gobierno del Estado a visibilizar la problemática actual de la implicación de la entrada en funciones de plataformas electrónicas, como lo es Uber y Ryde & Go, que amplían la gama en la que los meridanos podamos optar para transportarnos, máxime cuando en meses pasados ha negado sistemáticamente hablar del tema y más pronto que tarde hemos visto las consecuencias de su actuar omiso.

Por estos motivos considero pertinente recalcar la apertura que ha tenido el Partido Acción Nacional en Yucatán de abordar el tema de manera oportuna desde meses atrás, situación que se vuelve de carácter imperante atender dadas las circunstancias actuales; por lo que en los próximos días la bancada del PAN en el Congreso del Estado presentará una iniciativa que permita regular la competencia de nuevas empresas que ofrecen formas de transporte en su modalidad de taxi.

Con la regulación de empresas como Uber estaríamos a la vanguardia con un fenómeno en el mercado global: la economía colaborativa donde “lo mío es tuyo a cambio de una pequeña cuota” ampliando esquemas que están otorgándole mayores satisfacciones a los consumidores en varias partes del mundo.

En el mismo sentido estaríamos empoderando a los usuarios de sistemas de transporte en su modalidad de taxi al darle una gama más amplia de opciones, y de esa manera obligaríamos a que el desfasado sistema y manera de operar de los taxis tradicionales mejore progresivamente, rompiendo así la hegemonía que han representado en el estado asociaciones de taxistas cooptadas por el Gobierno (el ejemplo perfecto es el FUTV).

La Ciudad de México fue la primera ciudad en América Latina en introducir una regulación integral a aplicaciones como Uber.

Bajo el mismo esquema le siguió Jalisco y Querétaro.

Dicho lo anterior no tenemos justificaciones válidas para no entrar a la discusión y análisis de una legislación integral que beneficie tanto a usuarios como conductores donde la búsqueda del bien común sea la finalidad donde el estado sea garante del respeto a los derechos de consumidor de los primeros y los derechos del trabajo y seguridad social de los segundos.

En ambos casos deberá garantizar la seguridad de la ciudadanía.

Es una realidad inminente que el discurso oficialista cada vez se aleja más de las exigencias de la ciudadanía, gran muestra de voluntad política daría el Gobernador al voltear a ver a sus gobernados y atender una demanda generalizada: el respeto a sus derechos.

Lo mismo esperamos de las y los diputados de su partido, cuya actuación ha sido tristemente célebre por su subordinación ante el Ejecutivo.

Hacer lo contrario demostraría, una vez más, su servilismo ante grupos de presión que se han enquistado en la agenda del Gobierno que ha causado un perjuicio enorme en la ciudadanía.

La permanencia de Uber en el mercado es un triunfo de la ciudadanía cada vez más informada y dispuesta a ejercer sus derechos.

De esa manera Uber se queda, y ganamos todos.

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